Profesión Resiliente
Resiliencia: es la capacidad de adaptarse a las situaciones adversas a través del desarrollo de competencias, para entonces obtener resultados positivos.
La situación socioeconómica actual del siglo XXI nos ha empujado a un sinfín de retos y adversidades que hemos tenido que afrontar. Como seres humanos nos replanteamos todo el “modus vivendi” actual, lo reformamos y buscamos maneras de sobrellevar el caos.
Una gran característica de la época moderna es que el ser humano ahora está más preocupado por el conocimiento que posee y lo que éste puede servirle para así lograr sus objetivos. Hoy en día la capacitación para desarrollar un trabajo está en nuestras manos y al alcance de cualquier persona a través del internet. Sí te quieres especializar en un tema, dominar un idioma o simplemente arreglar tu computadora, lo puedes hacer y aprender en poco tiempo. Digamos entonces que ya no hay trabas para decir que no están preparados, si no lo están, es porque no lo han intentado aún.
Hay mucha información eso sí, demasiada diría yo. Pero está en nosotros aprender a filtrar dicha información y encontrar la que mejor nos funcione.
“Los trabajadores se están convirtiendo en expertos en el desarrollo de habilidades que les permitan prosperar en cualquier empresa”, asegura el estudio ¿Qué piensa el talento en México?, de Kelly Services.
Ante un mundo laboral cambiante, los arquitectos también debemos adquirir una serie de habilidades para seguir siendo competitivos. Debemos actuar de acuerdo a la adversa situación. Y no solo debemos replantearnos los espacios habitados, a nivel personal debemos identificar si realmente estamos siendo adaptables al cambio.
El Inicio de mi Resiliencia
Cuando egresé de la universidad no contaba con todas las herramientas que debía tener para competir en el mundo laboral activo. Y desafortunadamente esta carencia de enseñanzas que se da en la mayoría de las universidades del país, deja un sinfín de profesionistas “no listos” para competir y afrontar las dificultades laborales, incluyéndome.
Fundé mi oficina junto con mi socia (Lizbeth) en Enero del 2014, empezamos en una pequeña habitación con dos computadoras portátiles. La verdad era que no sabíamos cómo comenzar, esto no te lo enseñan en la escuela: emprender, resistir y adaptarse. Estábamos desarrollando nuestro primer proyecto comercial, cuando surgió la necesidad de presentarle al cliente un resultado de calidad, algo que apenas empezaba a escuchar en el ramo: Renders fotorrealistas.
Fue entonces que decidimos aprender de manera autodidacta, modelado 3d y renderizado. A través de blogs, páginas de internet y cursos en línea, logramos sistematizar un método de renderizado fotorrealista que nos permitiría ofrecerles a nuestros clientes un mejor resultado. Una vez que dominábamos el tema lo suficiente como para compartir este conocimiento, impartimos una serie de cursos presenciales a lo largo de 4 años (2015 – 2018). Este conocimiento adquirido, no solo nos dio la capacidad de ofertar un resultado de más calidad, si no que también fue un método de ingreso económico extra y alterno a la oficina; lo cual compensaba un poco la carencia de proyectos en ciertos meses del año.
La Constante Resiliencia
Radicando en una ciudad relativamente pequeña, no llovían proyectos mes tras mes y nos vimos en la necesidad de replantear en varias ocasiones nuestros servicios como oficina de arquitectura. Lo que empezó como una oficina de maquila de proyectos, comenzó a tomar forma como un taller integral de diseño y arquitectura. Muchos factores fueron la causa de que nos involucráramos tanto en cada proyecto: desde no encontrar la mano de obra adecuada, hasta nuestra filosofía de atención al cliente o simplemente nuestra curiosidad por el constante aprendizaje y preparación.
Desarrollamos proyectos de carpintería, en los cuales estuvimos involucradas físicamente fabricando mobiliario (mesas, sillas, repisas, etc.). Hubo ocasiones en que nosotras mismas pintábamos un espacio de remodelación, colocábamos un azulejo o la jardinería.
Durante los primeros años de la oficina, surgió la inquietud de llegar con nuestro trabajo a horizontes más lejanos. En ese entonces no lo habíamos logrado a través de la arquitectura “per se”, pues el diseñar y construir una obra en tus primeros dos años de empresa es algo que el 80% de los arquitectos no puede lograr. La arquitectura es siempre un proceso lento y analítico, que depende de muchos factores realizar, entre ellos el económico; y es por eso que tomará tiempo hasta que logres tu primera remodelación, tu primer concurso ganado o tu primera obra publicada.
Creímos entonces que podíamos desarrollar alguna pieza escultural o utilitaria que nos tomara menos tiempo en ser publicada en medios, y que nos permitiera llegar a un público distinto a través de plataformas de difusión. Después de mucha búsqueda, de pruebas y errores, logramos un set de accesorios de concreto que tuvo por nombre MUROS: tres piezas utilitarias para cualquier oficina.
Una vez que logramos la fabricación, teníamos que lograr también fotografías de calidad y que sirvieran en medios digitales y cumplieran con la curaduría que se acostumbra en ellos. De igual manera, improvisamos un “set fotográfico” con papel y con ayuda de la luz natural, algunos tutoriales en línea después, pudimos tomar fotografías que sirvieran para el portafolio.
En total fabricamos más de 150 piezas que se vendieron a nivel nacional ayudándonos de plataformas de venta en línea. Las fotografías que tomamos en nuestra pequeña oficina, sirvieron para tocar puerta en una de las plataformas digitales más importantes de la arquitectura: Archdaily y finalmente ser publicada en ella (2015).
Después de esta pequeña gran victoria para nosotras, que no representaba tanto el hecho de haber sido publicadas en una revista, sino más bien representaba que la constante preparación, lucha y esfuerzos, dan resultados, cualquiera que estos sean.
En los siguientes años vinieron proyectos buenos, proyectos malos, inconclusos, mal pagados, mal cobrados, no construidos, concursos perdidos, etc. Y si bien hubo momentos de inflexión en los que quisimos dimitir, siempre había más razones por las cuales seguir. La misma desventaja que siempre nos detenía: el estar localizadas en una ciudad pequeña; la volvimos una ventaja, pues hay más probabilidad de hacer un cambio notorio en un espacio pequeño, que en uno más grande, solo era cuestión de proporción.
Algo que nos ha caracterizado a lo largo de los años es nuestra curiosidad por aprender, y sobre todo este aprendizaje ha sido resultado también de nuestras propias carencias económicas y de infraestructura. Pero no por esto es menos valioso lo que hemos aprendido a hacer, a fabricar con nuestras manos o el esfuerzo que le inyectamos en cada proyecto, en el cual nos involucramos desde las primeras etapas de diseño hasta la entrega con el cliente.
“ En general, construir resiliencia es una habilidad que va a servirte bien en un mundo del trabajo cada vez más estresante y las compañías se beneficiarán de trabajadores más resilientes”. Rich Fernández, especialista en esta materia, además de en Mindfulness, en un texto para la Harvard Business Review.
Sin embargo el más grande desafío es desarrollar una inteligencia emocional: mantener la calma ante la presión, recobrarse rápidamente de un fracaso y verlo como una oportunidad de aprendizaje, confiar en tus habilidades, empatizar con el entorno y sobre todo escuchar.
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Esta breve monografía o como le llamamos “el recuento de los daños”, no es más que un simple intento de inyectar en quien esté leyendo esto un poco de hambre por avanzar, por sortear la adversidad económica, social o física que podemos sufrir.
Si bien cualquier persona o profesionista puede ser resiliente, los arquitectos en particular, estamos involucrados en tantísimos temas y disciplinas al mismo tiempo en un proyecto; que el triunfo mismo provendrá de cómo nos adaptemos a estás confrontaciones. Desde ser analistas financieros, interpretes psicológicos y de emociones para el cliente; hasta lo que por profesión se nos dictamina: diseño, paisajismo, urbanismo, sistemas constructivos, elementos estructurales, iluminación, branding, etc.
Y esta lista no es para alarmarse, asustarse o “echarse para atrás”, al contrario, esto debe ser proporcional a las ganas de adquirir este conocimiento que nos prepare para cualquier escenario posible. Entendiendo claro que no lo dominaremos todo, o que en algún punto dejaremos de aprender.
Arq. Gabriela Bautista Solis en colaboración con Arq. Lizbeth Amador Nuñez
Taller Onze Arquitectura
Acerca de la autora.
Gabriela Bautista Solis
31 años.
Nacida en la Cd. de La Paz, B.C.S, egresada de Arquitectura por el Instituto Tecnológico de La Paz, apasionada por las artes visuales y el diseño industrial. En 2014 funda junto con su socia Lizbeth Amador Nuñez y comienza a dirigir Taller Onze, una oficina multidisciplinaria de arquitectura dedicada a proyectos arquitectónicos y de interiorismo en diferentes escalas. Así como al diseño o fabricación de mobiliario interior, urbano y piezas únicas. Teniendo la oportunidad de desarrollar proyectos de genero habitacional y comercial en Baja California Sur.
“Con la ayuda de herramientas tradicionales y digitales, es nuestro objetivo en Taller Onze concluir la idea de un proyecto explotando al máximo la creatividad sin importar la escala del mismo. “
Durante 4 años (2014 – 2018) impartió cursos de Visualización arquitectónica 3D generada por computadora, dirigido a estudiantes y profesionistas en La Paz, B.C.S. Reconocida como ENADIIwoman en el 2017. Algunas de sus piezas industriales más relevantes publicadas en la revista digital ArchDaily: Muros y Rodela.
Actualmente se desenvuelve en la oficina realizando proyectos arquitectónicos, y dirigiendo la ejecución de obra de los mismos, involucrándose en cada etapa de la entrega.
(Izq.) Arq. Gabriela Bautista Solis (Der.) Arq. Lizbeth Amador Nuñez
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